La crisis económica de 1929 fue determinante para que la marca Citroën, asfixiada por las deudas, pasara a ser controlada por el grupo Michelin en 1934. La nueva jefatura decidió cancelar la fabricación de los míticos Jouets Citroën alegando su intención de reducir gastos. Así, la C.I.J. (Compagnie Industrielle du Jouet, fundada en 1927) que era la responsable de la fabricación de los juguetes Citroën, abandonó a la marca y firmó un contrato para realizar a partir de 1935 los nuevos Jouets Renault. Un antiguo trabajador de la empresa C.I.J. llamado Jean Rabier se asoció con el capitalista Mr. Donnot para fundar ese mismo año la marca J.R.D., nombrándola con sus iniciales y estableciendo su fábrica en Montreiul. Su objetivo comercial sería precisamente fabricar réplicas de los Jouets Citroën a menor escala y precio más asequible.
En el primer año de su andadura, allá por 1935, J.R.D. fue autorizada por la C.I.J. a reproducir para el catálogo de Citroën algunas de sus miniaturas desarrolladas a lo largo de 1934. A partir de 1936 J.R.D. ya pudo elaborar sus propios modelos en material plástico y ese año aparecieron multitud de variantes sobre los camiones de Tipo 23. En 1937 Citroën era ya consciente de que renunciando a los Jouets Citroën había perdido una importante baza publicitaria y confió en la casa J.R.D. para reactivar la producción de juguetes en gran formato. Con la financiación asegurada, la marca fundada por Jean Rabier et Donnot alcanzó rápidamente el éxito comercial y su catálogo se completó con muchas novedades.